Con los recuperadores de calor se consigue evitar la pérdida de energía térmica de los gases procedentes de una combustión, o de cualquier proceso productivo con calor residual, con la finalidad de aprovechar toda esa energía en el mismo proceso, bien como aire de combustión, o bien calentando cualquier otro fluido para posteriores aplicaciones.
De este modo se consigue una reducción drástica del consumo de combustible con su correspondiente ahorro económico y, además, se contribuye proporcionalmente a la reducción de los gases de efecto invernadero.